1) Limpieza regular
Establecé una rutina de limpieza para conservar la apariencia y el rendimiento del piso.
- Diario: barrido o aspirado para retirar polvo y partículas sueltas.
- Periódico: lavado con detergentes neutros y agua para remover suciedad adherida y manchas.
- Buenas prácticas: evitá químicos agresivos sin ensayo previo y retirá derrames de inmediato para prevenir manchas y penetración.
2) Inspecciones periódicas
Las inspecciones permiten detectar y corregir a tiempo daños que podrían escalar.
- Fisuras y microfisuras: identificá y sellá grietas para impedir ingreso de líquidos y propagación.
- Juntas de dilatación/contracción: verificá el estado del sellado y reemplazá o repará los materiales deteriorados.
- Zonas críticas: accesos, giros de zorras/auto-elevadores y áreas húmedas.
3) Tratamientos de superficie
Los tratamientos adecuados incrementan la resistencia y facilitan el mantenimiento.
- Selladores: reducen la absorción y la mancha química.
- Endurecedores de superficie: mejoran la resistencia a la abrasión y el polvo.
- Pulido periódico: recupera brillo, estética y ayuda a mantener una textura uniforme y fácil de limpiar.
4) Gestión de cargas
Controlar el tipo y la distribución de cargas evita daños por concentración de esfuerzos.
- Distribución uniforme: utilizá placas para cargas puntuales.
- Protecciones locales: colocá tapetes o coberturas en áreas de alto tránsito y en zonas de impacto.
- Operación segura: definí rutas y radios de giro para minimizar marcas y abrasión.
Contactá al equipo de Rocamadura para especificar tratamientos, cronogramas y protocolos que prolonguen la vida útil de tu piso industrial.